Lo
primero que hice fue juntar todo mi trabajo, puse todas las maquetas encima de
la mesa y a la vez en el portátil iba viendo todos
los vídeos y dibujos que había realizado durante el curso. Me fijé en que
voy cogiendo pequeñas cosas que yo veo o considero interesantes y continuo
trabajando a partir de ello.
Después de revisar mi último
trabajo, me di cuenta de que no solo los edificios crean superficies, hay otros
objetos que dependiendo de su altura también las crean. Como son las señales de
tráfico, las farolas... o incluso los árboles. Por eso mismo realicé
previamente un esquema, anotando y dibujando todos los temas que quería
tratar.
Previamente realicé un nuevo A1 aportando más relaciones.
Empecé
retomando uno de los alzados que tenía en mis anteriores trabajos y le añadí
las respectivas señales, farolas, semáforos y árboles. Creando así
tres tipos de superficies diferentes.
Frente a estas tres superficies, observamos que hay una
difurcación, superficies creadas por el hombre y superficies creadas por los
árboles, es decir por ellos mismos. Los árboles son verticalidad pura. Sin
ayuda de nadie se mantienen en pie (en ciertos casos no es así, pero no es en
la mayoría), al contrario que en los edificios, que necesitan unos cálculos
previos para que no se derrumben.
Llegados a esta conclusión, quise dibujar dos árboles que vi yendo
casualmente de viaje. Observé que estaban entrelazados, compartiendo un mismo
espacio. Eso con los edificios no pasa, no se entrelazan, ya que son
colindantes unos con otros. Preferí dibujarlo a mano, ya que considero que se
aprecian muchos más detalles que dibujando a ordenador.
Los
dibujé secos, sin un ápice de vida. Viendo así en sus ramas como se entrelazan
los unos con los otros y creando relaciones en el aire. Las hojas, por otro
lado, crean como una capa. Una capa protectora. De esta manera, no se
entrelazan, la separación es mucho más evidente.
Cuando realicé estos dibujos me recordó instintivamente al agua.
Las ramas, su forma. Como de algo tan fuerte y grueso, desemboca en
pequeñas ramas, temblorosas y finas. Al igual que el agua, cuando las pequeñas
gotas se deslizan por la ventana.
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